HORIZONTE HISTÓRICO DE LA COMPUTACIÓN
1816 – 1852: lady Ada Augusta Lovelace Hija del poeta Lord Byron, mentor de Babbage y tradujo sus obras, a las que les agregó sus propias y amplias notas al pie. Su sugerencia de que las tarjetas perforadas podían utilizarse para indicar a la máquina de Babbage que repitiera ciertas operaciones ha hecho que algunas la reconozcan como “la primera programadora”. Ada, el lenguaje de programación que adoptó el Departamento de defensa de EUA, se denominó así en honor de esta ilustre mujer.


1860 – 1929: Herman Hollerith Con la ayuda de un profesor, Herman Hollerith obtuvo un trabajo como agente especial de apoyo a la Oficina de censos de estados Unidos para tabular la población en el censo de 1880 -proceso que tardó casi ocho años. A fin de acelerar el proceso en el censo de 1890, Hollerith ideó una máquina tabuladora de tarjetas perforadas. Cuando su máquina supera a otros de esos sistemas.
Hollerith obtuvo un contrato para tabular el censo de 1890. Obtuvo jugosas ganancias al arrendar su máquina a los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Austria y Rusia y otros países, cobraba 65 centavos de dólar por cada 1,000 personas contadas.(Sólo con el censo de 1890 en EUA, ganó más de 40,000 dólares, toda una fortuna en aquellos días).Incluso es posible que hubiera ganado más con la venta de tarjetas perforadas de un solo uso, pero el precio lo valía. La Oficina de Censos completó su trabajo en tan solo dos años y medio, amén de que ahorró más de 5 millones de dólares.

1890: La máquina tabuladora de Hollerith. Esta máquina de tarjetas perforadas constaba de tres partes. Los empleados de la Oficina de Censos utilizaban una perforadora manual para capturar los datos en tarjetas un poco mayores que un billete de 1 dólar. Las tarjetas eran leídas y clasificadas por una caja con 24 contenedores (derecha) y contabilizadas mediante discos tabuladores numerados (izquierda), conectados eléctricamente con la caja clasificadora. Irónicamente, la idea de Hollerith de utilizar las tarjetas perforadas no provino de las de Jacquard o de Babbage, sino de la “fotografía perforada”. Los ferrocarriles de aquellos tiempos expedían boletos con descripciones físicas del cabello y color de ojos del pasajero; los conductores perforaban los boletos para indicar que el cabello y los ojos coincidían con el poseedor del boleto. De ello, Hollerith tuvo la idea de crear una “fotografía” perforada de cada persona que debiera ser tabulada.